El presidente cubano, Fulgencio Batista, huye del país ante la creciente revolución, dejando el poder en manos de una Junta Militar que nombra presidente provisional a Carlos Piedra. Fidel Castro, desde su cuartel general en la Sierra Maestra, rechaza aceptar a Piedra y propone como presidente a Manuel Urrutia. Al día siguiente, las tropas de Castro ocupan La Habana luego de una dura batalla de tanques y cañones contra partidarios de Batista apostados cerca del Palacio Presidencial. Un día después, Urrutia es designado Presidente Provisional y nombra a Castro, quien entra a La Habana luego de cinco días, jefe de las Fuerzas Armadas.